¡Lo vi! ¡Lo vi! ¡Estuve a su lado!

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Poesía, al final hay un Link para Abrir la Canción que se Canta.

* ¡LO VI! ¡LO VI! ¡ESTUVE A SU LADO! *



¡Lo vi! ¡Lo vi! Clavado en el madero.
De sangre era un reguero,
que corría por su cuerpo
mojando el mismo suelo.
¡Grandes gotas! Que brotaban.
Como caudal en reserva.
Se conmovieron mis entrañas.
Mientras la multitud vocifera.
Haciendo que temblara
el Monte de la Calavera.
Estoy ¡Tan cerca suyo!
Que su cercanía me aterra.
Somos tres los colgados.
En esta cruz de madera.
Y cada vez que lo miro, de soslayo.
¡TIENE MIRADA TIERNA!
Yo a la verdad padezco
lo que mis hechos merecieran.
Pero este ¡Es un inocente!
¡Por Dios! ¡Me muero de pena!
¡Salve Rey de los Judíos!
La multitud azuza en cadena.
Mientras mi compañero
desde la otra cruz lo condena.
Sálvate tú y a nosotros
Ya que dices ser el Cristo,
y tu teoría es verdadera.
¡No puedo callar más!
Esta burla me exaspera.
Y con lo poco que me queda de voz.
Dejo que ella le reprenda.
¿Ni aún temes tú a Dios
estando en la misma condena?
Suplicante miro a Jesús
y manso como una oveja.
DIGO:
Acuérdate de mi, cuando en tu reino vengas.
El corazón me quería saltar
esperando su respuesta.
De cierto, de cierto te digo...
Que en mi paraíso HOY, gozarás de gracia plena.
TODO ESTO SUCEDIÓ
COMO A LA HORA SEXTA.
El cielo se oscureció
Y la tierra se cubrió de tinieblas.
Sucediéndose los hechos hasta la hora novena.
El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó
haciendo más tétrica la escena.
Una voz rompió el silencio
sosteniendo su cabeza.
¡DIOS MÍO! ¿Porque me has desamparado?
¿Y así mi vida cercenas?
Un nudo se me hizo en el pecho
al oírlo y me invadió la pena.
No concibo que al exclamar ¡Tengo sed!
Vinagre le proveyeran.
Ni voy a olvidarme la mirada,
hacia la mujer que en vida su madre fuera.
ASÍ ENTREGÓ EL ESPÍRITU.
En esa cruz de vergüenza.
Quien siendo Rey, se hizo hombre.
Padeciendo esta cruel afrenta.
Por los pecados de todos, cargando culpas ajenas.
¡BENDITO SEAS SEÑOR!
Que no quedaste en la tierra.
Resucitaste para justificarme
y darme la dicha eterna.
El Monte... mudo testigo
para las generaciones nuevas.
Que sobre el se erigieron tres cruces.
¡Monte de la Calavera!
Gracias por permitirme Jesús...
Que mis pies sobre el se detuvieran.
Haciéndome comprender tu pasión
y tu amor a manos llenas.
(("HI IS RISEN, HI IS NOT HERE"))
EL HA RESUCITADO; EL NO ESTÁ AQUÍ.
Reza la tumba fría.
Tus manos están tibias siempre
Y con ellas nos acaricias.
Atrás quedan los sufrimientos.
Y hoy ya despunta el día.
¡TE VI! ¡TE VI!
Posando tu mirada en la mía.
Hoy brilla potente el sol
Y ya mi entrada está permitida.
Allá en la Jerusalén celeste
donde todo es alegría.



Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
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